Perfume de mujer
La voz no siempre nos llega «a tiempo», a veces permanece escondida o la callamos por miedo. Una vez que se la ha encontrado no se puede hacer más que escribir hasta que ya no quede papel por «manchar». La pluma tiene perfume de mujer y Paulina Movsichoff lo descubrió en su infancia.
Después de realizar su paso por la Feria del Libro de Villa Mercedes, no pudimos dejar de sentir que si había una voz por escuchar era la suya. Algunos la recordamos por una charla que dio en el Instituto de Formación Docente Continua presentando a otra gran poeta: Rosario Castellanos. Otros, porque es de las pocas mujeres de las letras puntanas que han trascendido fronteras.
Con la amabilidad y cordialidad que la caracteriza, la poeta puntana dejó otra huella en este Camino de Tinta.
—¿Cómo fueron tus inicios con la literatura? ¿Cuándo empezaste a escribir?
En mi caso, desde niña entraba al escritorio de mi padre que tenía una buena biblioteca. Él era un ávido lector y llegaba de algún viaje a Buenos Aires con su valija cargada de libros. Yo me ponía a mirar esos libros que abarrotaban las estanterías y sentía que allí había un “bullir enigmático”, para decirlo con palabras de Josefina Ludmer, que me llamaba. Empecé a leer desde muy niña y luego, de adolescente, me hice socia de la Biblioteca del Banco de la Provincia de San Luis donde prestaban tres libros, y yo me los llevaba para leer el fin de semana. Fue una experiencia que marcó para siempre mi vida. Escribía de chica poemas, pero fue a partir de la juventud cuando supe que yo quería tomarme más en serio como escritora y así se fue formando en mi imaginario una novela que sucedería en tiempos remotos, inspirada en las historias que mi madre nos contaba por las noches, sentada junto a nuestra cama. Historias de su familia pero muy ligadas a la historia, como la llegada de los malones, el exilio en Chile de mi bisabuelo desterrado por Mitre. De este acontecimiento lo que me impresionó fue la espera de las mujeres cuando los hombres se iban lejos, llevados por la guerra o el destierro. Esta novela, que se titula «Fuegos encontrados« obtuvo luego en México el Premio “Juan Rulfo” para primera novela. Pero antes que nada comencé escribiendo poesía que es el fundamento de toda mi escritura.
—¿Qué es para vos la escritura? ¿Te parece que es un momento de “comunión” especial que requiere de un lugar, momento y tiempo específicos?
No. La comunión se da cuando empiezo a pensar en el tema y en cómo encararlo. Por otra parte, muchas de mis novelas, situadas en nuestra historia, han requerido de largos períodos de investigación. Cuando ésta termina, lo hago en cualquier parte, pero no muy metódicamente.
—Sabemos que viviste en varios países de América Latina, ¿qué te dejó esta experiencia? Hay en tu obra una reivindicación constante de la identidad latinoamericana. ¿Cuál te parece que es el rol de la literatura frente a la situación latinoamericana?
Para mí lo latinoamericano está muy ligada a mi identidad de mujer del interior. Luego, cuando accedí a su literatura, comprendí que era eso lo que quería contar. Mi estadía en México me dejó una huella indeleble. Pero no creo que la literatura tenga un rol en reflejar esa identidad. Ella se cuela aun cuando no lo quiera.
—Sos una gran escritora puntana, viviste mucho tiempo acá, ¿cómo era la biblioteca en ese entonces? Tu poesía guarda bastante relación con la naturaleza, ¿anda Agüero entre esos versos?
Lo de «gran» está por verse. Me considero sólo una escritora. Ya conté cómo era la biblioteca por ese entonces. Y sí, mi poesía está muy atravesada por la naturaleza y también por Agüero. Lo escuché de niña recitar sus poemas y fue una experiencia indeleble. Asimismo están los poemas que recitaba mi mamá, que era una gran recitadora. Y en muchos de mis poemarios la naturaleza es una de las principales protagonistas.
—Hay una serie de recopilaciones tuyas (antología del cancionero infantil tradicional argentino editado por “Ediciones del Sol”). Contanos de esa experiencia…
Esas recopilaciones las creé llevadas por el hilo de la memoria, aun cuando me fueron pedidas por una editorial. Consulté cancioneros de los grandes que las recopilaron como Carrizo, Draghi Lucero, etcétera, pero yo las siento aún vivas en mí. Fue una experiencia gozosa que me llevó nuevamente a mi infancia en los patios de provincia. Pero al realizarla tenía consciencia que todo ello constituye nuestro acervo cultural y que es necesario salvarlo para los niños de hoy, acribillados por los medios de comunicación y ni hablemos de la vigencia omnipresente de los teléfonos celulares.
—»Fuegos encontrados«, tu primera novela, ¿cómo surgió la idea de escribirla? ¿Cuál es el papel de la mujer en el relato entre tanta violencia (violencia que parece ser puramente masculina y generada por la lucha entre la civilización y la barbarie, esos dos fuegos encontrados)?
En «Fuegos encontrados« traté de dar la imagen de aquellas mujeres condenadas a esperar y de los pueblos azotados por los malones y el sufrimiento que ello ocasionaba, pero también quise dar la visión del indio, acorralado en las tolderías. Y finalmente, eliminado en la Campaña del Desierto, lo cual explica su rebelión.
—Tu novela no sólo fue distinguida por el Premio del Círculo de Lectores, sino que ganó el Premio «Juan Rulfo». ¿Qué sentiste cuando por fin el premio pudo abrazar a su dueña?
El Premio «Juan Rulfo» fue para mí como sacarse el Nóbel, ya que llevaba el nombre de uno de los más grandes de Latinoamérica. No creí merecerlo, pero ya es una realidad. En cuanto al Círculo de Lectores fue una alegría que en mi patria lo reconocieran en aquel momento, recién llegada del exilio.
—Dos de las distinciones que ha recibido a lo largo de su vida funcionan casi como un cuento fantástico: “Si me pregunta por tus sueños” salió en la recopilación por los 50 años de los Juegos Florales de Ciudad del Carmen y encontró a su autora 33 años después, ¿por qué usaste como seudónimo Andrea Devocín?
Como un homenaje a mi abuela paterna, a quien no conocí, y ése era su nombre. Pero todo había sido olvidado totalmente por mí.
—Presentaste tu libro “Marrakech”, ¿nos contarías un poquito de qué trata, cómo fue el proceso de escritura y qué tal salió la presentación?
Marrakech es el título de uno de los cuentos. Son relatos cortos, algunos de ellos de corte fantástico. Los he ido escribiendo a lo largo de los años y los reuní en este volumen. También se halla aquí la presencia de la mujer, cuyo universo es fascinante y desdeñado por la mirada masculina, aunque los grandes de la literatura, salvando las distancias, se han acercado a ellas. Pero cuando lo hace una mujer se dice que “escribe sobre mujeres”. Sin embargo, no me lo propuse conscientemente.
Nota: Emma Shoshanna para Caminos de Tinta.
Fotos: Facebook de Paulina Movsichoff / Internet.
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