Luis Vilchez, la voz del viento en las calles puntanas
El gestor cultural y editor acaba de publicar sus “Poemas imprescindibles”. Un autor que hace memoria con sus huellas.
—Ha escrito poemas en las marchas, con la guitarra, junto a su mujer, ¿cuál es el lugar más insólito dónde han surgido?
—Los poemas surgen de una necesidad de “vivir en poesía”, todas, todos podemos escribir poemas. Particularmente, yo he elegido una forma de vida para escribir, una poesía internacionalista. No conservadora de un lugar, sino comprometida con la realidad social, política y cultural del mundo. Probablemente en el Quisco, en diciembre del año pasado, para navidad, la camarera me pedía que le escribiera un poema para su Chile, para su amado pueblo de El Quisco. Y a medida que ella me hablaba yo sentía que fluía de su mirada laburante, amante de la vida, ese poema, que luego titulé “María Luz y El Quisco”.
Luis Vilchez nació en San Luis el 31 de enero de 1964 y vive en Juana Koslay hace casi veinte años. La poesía orbitó temprano en sus venas. En 2003 publicó en papel “Lavar nanas”, luego, en 2004, “Una filantropía de amor”, cuatro años después “Poemas de amor para una olla vacía”, al año siguiente “Esperándola”, en 2010 “Epitafios” y en 2013 “Como si fuera el fin del mundo”. También ha publicado en DVD sus “Poemas que destapan ollas”.
—Dijo que en su tercer libro “Poemas de amor para una olla vacía” se encuentra como poeta, ¿cuánto ha cambiado su visión de la poesía desde entonces?
—Yo desde muy niño que recito; sé más de 200 poemas míos de memoria, no los he estudiado, sino que nacieron de forma oral y luego pasaron al tiempo, al texto. Siempre fue una necesidad de comunicarme con el otro, con la o el que no conozco. Uno va caminado en la rueda azul de la poesía, que es la vida, y tiene dos posibilidades: o va para la derecha o va para la izquierda. En una están los oprimidos y las oprimidas de este mundo, en la otra el capitalismo. Yo elegí escribir para toda virtud o injusticia que tenga la primera. Esa es la visión que tuve caminado por los barrios de San Luis y el país, tomar conciencia de que todas, todos, somos sujetos históricos y que nos tenemos que hacer cargo del entorno que nos rodea. No nos tenemos que “salvar” solas o solos. Ese proceso de concienciación de la realidad que tuve al escribir “Poemas de amor para una olla vacía”, me hizo crecer mucho como ser humano, como posible escritor de poemas. Digamos, le encontré más sentido a la cosa, que escribir un poema bonito. La realidad (que es dura) comunicada en la belleza (al menos intento) de un poema.
—Dijo que en todas las revoluciones hubo grandes poetas, ¿con cuál libro haría la revolución?
—La revolución no se hace con un libro (pero vaya si no)… La revolución se hace con la coherencia en la palabra y gestos cotidianos. Yo lo que probablemente dije es que en toda época del mundo, en todo momento histórico siempre hubo poetas. Y no es casual que a las poetas y a los poetas como Violeta Parra, Nicolás Guillen, Roque Dálton, Vicente Zito Lema, Paco Urondo, Roberto Santoro, Mabel Redona, Pablo Melto, etc. de una u otra manera los gobernantes de turno los hayan torturado, encarcelado, desaparecido y muchas cosas más… entonces… pica la poesía… por algo será, ¿no?
Vilchez es gestor cultural. Desde 1999 dirige la revista «El Viento» que resultó ganadora del Primer Concurso Nacional de publicaciones callejeras “Contalo vos”, organizado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en 2006.
—Gracias a la Revista Cultural Sur Americana (guturalmente hablando) “El Viento” ha construido una fraternidad entre poetas de San Luis, el país y América, ¿con qué sueña ahora?
—Sueño un mundo más habitable, sin violencia, sin guerras, sin tanta corruptela al por mayor, sin explotadoras ni explotadas. Sueño que la palabra amor, el abrazo, la amistad sincera, no nos cueste tanto pronunciar y sentir. Con respecto a lo cultural, sueño que la cultura nos sea sólo un “privilegio del clientelismo político”, que respire en la calle y con la gente.
—¿Cuál es el poema que más disfruta convidar de “Poemas imprescindibles”? ¿Le llevó mucho tiempo de corrección?
—Yo he disfrutado de todos, pero quizás hay dos especiales: “Poema imprescindible” y “Los abrazos y los pájaros”: al primero lo escribí pensando en la pasión que le ponemos a la revista «El Viento» y a Ediciones «Libros de la calle» con Mónica Algarbe, compañera de la vida, el segundo nace de la noticia del reencuentro de Estela de Carlotto (abuela de Plaza de Mayo) con su nieto recuperado. Me ayudó el poeta Pablo Melto en la corrección del libro, referente de las artes.
—¿Dónde se forma un poeta?
—Yo me he formado con la lectura, creo que hay que leer mucho, que hace bien al alma, que uno aprende, juega, sueña cuando lee. Se forma, se deforma, se forma, se deforma… Un poeta se forma leyendo, compartiendo con otros referentes, preguntando. Yo he tenido la suerte de que soy amigo de muchos referentes en la poesía como el poeta Daniel Cristobo, Pablo Melto, Juan Miguel “Pelado” Bustos, Jorge Bustos, Beba Di Genaro, Nora Bruccoleri, Ernesto Cardenal, Enzo Mottura, Mabel Redona, Vicente Zito Lema, David Gatica, Pablo Torres, Fabio Boso, Roberto “Tato” Iglesias, Víctor “Pajarito” Cuello, Mariela Zobin… Un río, un mar interminable de palabras que caminan sobre la tierna birome de la realidad de los pueblos del mundo… allí me he formado, comiendo un asado, compartiendo un mate, un vino, escuchándolos, aprendiendo de sus defectos y virtudes… Me faltan nombres, son sólo algunas, algunos de estos ríos y mares los que nombré y agradezco me hayan formado.
Vilchez ha colaborado en diversas revistas y diarios del país. Escribió además “Otra publicación, Las Hojas”, una compilación de testimonios, notas, poemas, cuentos y crónicas de escritores de la década del 60 y 70. También “Pra Frente”, historias de vida, contexto y educación Popular, Roberto “Tato” Iglesias. En 2015, el escritor Vicente Zito Lema integra parte de la obra de Vilchez en su libro de compilación “Trelew, una ardiente memoria”, donde se registran reflexiones de escritores como Julio Cortázar, Juan Gelman, Mario Benedetti, Osvaldo Bayer, entre otros. Asimismo, el año pasado el escritor ganó el concurso “Argentina le escribe a Palestina”.
—¿Cómo ve a la poesía puntana de los últimos años?
—Hay grandes poetas en San Luis, lo que no funciona es la gestión cultural (podríamos remitirlo a cualquier ámbito de la cultura). Las respuestas son evidentes para mí. No veo voluntad de “convidar” en las o los gestores de la cultura puntana. Quizás tenga que ver con las primeras preguntas que me hacés y vamos a llegar a una conclusión juntos. Con «El Viento» trabajamos desde hace 18 años para que eso cambie, ojalá hayamos contribuido con algo: 98 números de la revista, 28 libros de ediciones de «Libros de la calle», cuatro CDs y varios DVDs de autores puntanos… pero falta.
—La poeta “Beba” Di Genaro publicó mediante su editorial, ¿qué recuerdos tiene de ella?
—Tomaba el té casi todos los martes a las 17:00 en su casa. Aprendí mucho de ella, una mujer apasionada por la poesía, que superaba los tiempos de la sociedad puntana, una sociedad muy tradicionalista y conservadora, ella publicó con nosotros su último libro “Decisiones del cuerpo”. Siempre se sintió una integrante más de «El Viento». Una gran guía para mí. Una buena amiga.
—Este año se cumplió el centenario del natalicio del poeta Agüero, ¿cómo siente su legado de verde memoria?
—Nosotros admiramos la obra de Agüero y la difundimos en los barrios, con la gente en la calle. Antonio fue un poeta ambientalista, un revolucionario para la época. Creo que no se difunde bien su obra (pero aplaudo el intento)… Los que la difunden, que tienen la posibilidad y los medios para mostrar los tomos de sus libros, lo hacen sólo por rédito propio, lucran para que los conozcan a ellos o a ellas (no hace falta dar nombres, todo el mundo lo sabe, pero calla). No conozco apasionadas o apasionados como por ejemplo Beba Di Genaro o el narrador Roberto Clark para convidar su obra con profundo amor y desinteresadamente. Sugiero lean el libro “De sombras y otro olvidos” que la editorial de la UNSL, allí aparte de la hermosa poesía de Beba, están las cartas de ella con Agüero, y vas a ver a un poeta marginado por su sociedad, pobre, enfermo y que “Beba” apoyó hasta el final.
Nota para Caminos de Tinta: Acrílico.
Fotos: Gentileza Revista «El Viento».