Hinde Pomeraniec: «La literatura infantil es vista como diminutiva»
Con un ritmo narrativo propio, tierno y con rimas, la novela publicada por Norma y con ilustraciones de Adriana Keselman está orientada a partir de los siete años y significa la primera ficción de Pomeraniec, autora de «Blackie, la dama que hacía hablar al país» y «Rusos, postales de la era Putin».
En su primera novela de ficción, «Lu, Lucy, Lucía», la periodista Hinde Pomeraniec construye una historia para chicos que pone el foco en lo que siente una hermana cuando se angustia por el trato diferente que tienen los adultos con su hermano Tincho, a partir de un exquisito registro narrativo que no le teme a tópicos difíciles, como la discapacidad, los celos o la tristeza.
Cada vez que la llaman «Lucía», la protagonista de esta novela imagina que lo que viene es algo malo: se olvidó de sacar al perro, ensució el sillón o no cerró la canilla. Lo que ocurre es que siempre la retan a ella y nunca a su hermano, que es más grande pero parece más chico y apenas dice algunas palabras, aunque para Lucy es la persona más importante de este mundo.
-Télam: Con este primer libro ¿la periodista deviene escritora?
-Hinde Pomeraniec: En esta etapa de mi vida pensar que con el tiempo pueda ir dedicándome a escribir para chicos, es una idea que me gusta muchísimo. Ahora que pude liberar la posibilidad, no descarto que aparezca otra clase de ficción. Me da un poco de pudor decirlo así pero siempre sentí que tenía cosas para contar. Los años que empecé a escribir «periodismo del yo» me acercaron a esa libertad de trabajar ficción en el sentido más tradicional o desde el modelo de novela más contemporáneo, donde esa idea de ficción se astilló e incluye autoficción o relatos históricos contados con herramientas de la crónica.
– T: ¿Y cómo surgió «Lu, Lucy, Lucía»?
– H.P: La idea era contar qué pasa con los hermanos de chicos que tienen discapacidades y viven en una casa en la que los padres tienen que poner la atención necesariamente en ese chico, con lo dificultoso que puede ser. Quería concentrarme en lo que le pasaba a una nena, que tiene un hermano más grande y que por momentos parece más chico, y que hubiera algún tipo de peripecia por la cual él tuviera la posibilidad de aparecer ante ella como una especie de superhéroe, alguien que la salvaba.
– T: ¿Y qué le preocupaba en la escritura?
– H.P: Cuando escribo lo que quiero es que me entiendan, tanto en periodismo como en literatura. Y acá me preocupaba que me entendieran pero que también se entretuvieran. En ningún momento quise escribir un libro con una investigación específica sobre la discapacidad y, si bien por algunos rasgos de Tincho, uno podría detectar de qué discapacidad se trata, no aparece ninguna palabra que le diera entidad a lo que le pasa. No quería parecer como especialista porque no lo soy.Me importaba la posibilidad de que en las aulas, los docentes y mediadores de lectura, pudieran tener un tema perturbador, como es la discapacidad en las familias, pero contado de manera no dramática.
– T: En periodismo cultural la literatura infantil y juvenil ocupa un lugar mínimo en relación a otro tipo de literatura ¿qué opiná?
– H.P: Sí, la literatura para chicos es vista como diminutiva. Todos sabemos que es la literatura que más produce y vende pero también es cierto que nos encontramos con esa literatura porque la producimos o bien porque acompañamos a los chicos como lectores. Pero los que no están en contacto con niños, la descuidan bastante. Desde los suplementos y páginas culturales de los medios masivos nunca se le dio la relevancia que debería tener. Es una discusión de mucho tiempo y al mismo tiempo las redes lograron, por ejemplo, que haya espacios de discusión y difusión donde se ve mucha gente participando.
Fuente: Télam.