«Filosofía en el café», el nuevo libro de Tomás González Pondal
Un abogado escribió historias en los bares de la ciudad y obtuvo relatos de cañitas voladoras, ratas y Aristóteles.
Hay días en los que Tomás González Pondal llega a los bares a la media tarde y se queda hasta que cierran. Lejos de ser uno de esos parroquianos a los que hay que correrlos de tanto trago, el joven de 36 años es un correcto cliente que ocupa las horas en el café para escribir en servilletas, charlar con amigos y pensar en soledad.
De todas esas actividades que el abogado hace en sus horas libres surgió «Filosofía en el café», su nuevo libro, un rejunte de artículos publicados en varios diarios del país, pero sobre todo en El Diario de la República, donde Tomás manda sus escritos periódicamente.
La diversidad de temas que trata González Pondal en sus relatos es lo que hace que «Filosofía…» sea un libro que toque temas en principio poco conexos como la fugacidad de las cañitas voladoras en las fiestas de fin de año o la influencia del pensamiento aristotélico en la realidad nacional.
«Trato que mis textos -dijo González Pondal sentado en uno de los bares que visita asiduamente- tengan algo de humor, sean amenos y mencione hechos que pasan desapercibidos; pero que en definitiva sean provechosos y constructivos para la inteligencia».
Su nuevo libro es una recopilación de artículos breves que ya pasaron por la prueba de la publicación en periódicos. Un diario de Bahía Blanca y este matutino fueron las plataformas que utilizó Pondal para despuntar su gusto por escribir a diario.
Tomás es autor del célebre texto titulado «Una rata para recordar», que El Diario de la República publicó como parte de una investigación por la cantidad de roedores que invadieron los espacios públicos de la ciudad.
«Ése fue un artículo muy recordado que todavía la gente me lo menciona», aseguró el abogado, quien pretende que el relato sea parte de su próximo libro, de temática similar al que acaba de editar.
En realidad, «Filosofía en el café» es la continuación de otro libro que salió hace dos años y que inició el camino de textos breves escritos por González Pondal. Hasta entonces, el escritor se había embarcado en extensas investigaciones sobre hechos puntuales como la tragedia de Zanjitas (Ver «Esperanza..») o una explicación de «El Principito», que le llevó tres años de trabajo.
Sea en los momentos de soledad que pasa en los cafés o en las charlas con sus casuales acompañantes, el autor los aprovecha para sacar temas de los que luego escribe. «A veces anoto las ideas sueltas en lo que tengo a mano y luego las desarrollo en mi casa».
Ese intercambio hace que el pensamiento del escritor se enriquezca con los aportes de sus conversadores. González está convencido de que de las charlas en los bares surgen los temas más profundos.
Con los bares de la peatonal como preferidos, el autor no tiene inconvenientes en sentarse en alguno alejado del centro para concentrarse mejor y ver las cosas desde otra perspectiva. «Aunque parezca medio raro, es allí donde mejor me concentro», dijo el profesional.
Si bien Tomás nació en Buenos Aires, desde 1988 vive en San Luis -adonde llegó con sus padres- e hizo su vida en la provincia, donde también se recibió. Pero su berretín es la literatura, por lo que cada vez que puede se costea sus publicaciones, sea por Dunken -una editora reconocida a nivel nacional- o por «Nueva hispanidad», la compañía que lanzó su reciente obra.
Fuente: El Diario de la República.