El poeta Matías Gómez presentó sus latidos despoblados
Un libro es virtud y privilegio. El autor le pone alas pero es el lector el que vuela. Estos latidos, que se dicen despoblados. son desprendidos de la sensibilidad que brota desde adentro, y laten en Matías mirando y viviendo, andando, transformando lugares en palabras, paisajes en letras, oscuridades o luces en poesía. En un acto íntimo pero muy emotivo, el poeta presentó ante la sociedad su primer poemario, que fue realizado bajo el sello editorial de Caminos de Tinta.
Este autor, diferente en estilo y voz, no decae ante la diversidad y variedad de formas y contenidos. La poesía es la vida misma, que se disuelve en sangre con los ojos del alma mirando y con los de la cara disimulando. Estos escritos pretenden hacer florecer los huecos de las manos que atesoran incontables huellas vividas, llenar de asombro a las miradas que se deslizan por estas líneas, donde el tiempo será el encargado de abrir o cerrar la puerta de su costado luminoso y fértil. Estos latidos nunca morirán, estos corazones no se apagarán, Matías los ha poblado de esperanza, vida, dedicación y un profundo amor a la poesía.
En su acto de presentación, Gómez fue galantemente presentado ante las personas que acudieron al acto: primero por Julio Cejas, un celebre escritor de la ciudad de Villa Mercedes, seguido por Mariano Pennisi, pilar y sendero de estos Caminos de Tinta, amigo y editor de su poemario, quien no escatimó en elogios hacía el talentoso joven poeta. «Matías es una persona que siempre está enseñando algo; lo hace sin saber que lo está haciendo, casi pidiendo disculpas», dijo Pennisi, ufano y orgulloso de ser parte de esta primera obra literaria realizada por el sello de CdT.
Matías aseguró que este libro pudo publicarse gracias a las personas que creyeron en estos poemas y que confían en el poder transformador y comunitario de la poesía.
La obra reúne poemas de hace 10 años con otros de principio de 2016, donde el autor trató de presentar varios estilos y técnicas aunque hay un tono nocturno y caminante que predomina.
Él cree que la noche nos conecta con el compromiso de recuperar los sueños más antiguos de la humanidad y de aceptarnos como tales. En estos acelerados años la poesía, aunque no siempre lo consiga, parece ser uno de los oficios que pretende ser fiel a sus huellas, a su sangre.
A la hora de tomar la palabra, Matías expresó: «El 13 de diciembre del 71 en su discurso de premio Nobel, Pablo Neruda dijo: ‘Todos los caminos llevan al mismo punto, a la comunicación de lo que somos’, y continuó: «Él piensa que es saludable que en la sociedad existan personas que en cualquier rama del arte sigan ese deber, y que haya espacios donde se respete y se convoque a quienes han decidido captar la vida con todos los sentidos pero también con otro sentido. Incluso yendo más allá de las palabras o de las imágenes».
«El poeta -prosiguió Gómez- no es un ‘pequeño dios’, advertía Pablo en su discurso. No está signado por un destino cabalístico superior al de quienes ejercen otros menesteres y oficios. Expresó Neruda, que el mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios, que cumple su majestuosa y humilde faena de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación comunitaria».
«Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia -continuó el discurso-, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía, de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la mercadería: pan, verdad, vino y sueños».
«Esta conciencia de la que habla Neruda es también una forma de conversar, de resonar, de estar siendo. Y es acá donde la palabra poética por su propia fuerza se reparten como el pan multiplicado».
Contando con la compañía excelsa de las clásicas cuerdas de la guitarra de Mariano Salas, Matías y sus declamaciones con acompañamiento dejaron casi sin respiración a los presentes, que cerraban los ojos para ver los paisajes y momentos que Matías ofrecía en cada una de sus palabras.
La tapa del libro es un cuadro de Viviana Bonfiglioli, reconocida artista puntana, tan sensible al mundo de las letras como el del pincel. Bonfiglioli es la referente del taller artístico «Silenciosos incurables» y la pintura en cuestión se llama «Conexiones». «Siento que este primer poemario, editado a pesar de sus cavernosas oscuridades, hoy puede ver la luz gracias a personas y poetas locales que me enseñaron a descubrir conexiones y a amasar, pase lo que pase», expresó emocionado Matías, agradeciendo a Viviana, una de sus maestras.
Luego tuvo lugar «Dialogo Nocturno», un poema que sutilmente acompañado de «meditación preludio» en guitarra, que ingresó suavemente por los oídos y se hizo un mágico lugar en algún rincón del corazón, impregnándose en la piel.
Le siguió «Verano», en el momento en que se fundían cálidos reflejos de sol por el par de ventanas y entre los sonidos de los flashes de las cámaras, donde «la fragilidad se sostiene a milagros», según MAG.
La tarde lentamente se movía de la luz cuando en las «Notas del piano nocturno» Matías nos entregaba frutos de su incesante búsqueda, de su centrada atención y de esa musical emoción que hace nacer un poema con «escalofriante aritmética» desde una canción.
La presentación siguió junto al «Ave María» de Schubert donde muchas de las almas allí presentes se elevaron, salieron de la sala, danzaron y volvieron al cuerpo para abrir los ojos. Continuó la «Serenata española» de Joaquín Malats, siempre en manos de Salas, mientras la mirada noble, tranquila y leal de Matías recorría los espacios como buscando y encontrando ideas a sus versos, letras a sus nidos, palabras a sus vuelos.
Con «Tiempo feliz», una danza andaluz de autoría propia, Salas otorgó la otra voz que necesita una melodía para convertirse, junto a la delicada prosa de Gómez, en armonía.
La gran jota aragonesa, interpretada y arreglada por uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos, Francisco Tarrega, en esta ocasión tuvo lugar en las manos y cuerdas de Mariano.
Y llegó la hora de la entrevista:
CdT: —¿De dónde nace esta pasión? ¿Quiénes fueron las personas que te incentivaron a caminar estos caminos? ¿Hay autores puntanos involucrados?
MAG: —De acá de San Luis la primera figura de poeta, como persona que escribe y a la vez tiene un trabajo, es decir que ensambla la actividad artística con el quehacer cotidiano, fue Gustavo Romero Borri, con quien tuve la gracia de dialogar. Luego conocí a otros poetas puntanos que iban a un taller de un poeta de Bs. As. en la Universidad Nacional, el poeta se llama Hugo Toscadaray; él ya no está aquí pero recuerdo su gusto por la escritura de Juan Gelman. De ahí conocí a otros poetas, Claudia Malatesta, Amelia Arellano. De alguna manera ellos fueron mis referentes, cuando era adolescente.
CdT: —¿Cuándo escribiste tu primer poema?
MAG: —Y como todo niño, lo hice para tratar de conquistar a una mujer (risas). Me acuerdo que fue un poema de amor, una burda copia de un poema de Neruda, no me acuerdo cuál, pero fue así.
CdT: —Algunos de tus poemas nacen de tu contacto con lo exterior, de caminante observador como buena persona atenta y despierta. ¿Cómo influye en tu escritura lo natural?
MAG: —Sin dudas Antonio Esteban Agüero, de este poeta me fascinaba el amor que sentía por la naturaleza. Él me hizo ver a lo natural como algo vivo, fue lo primero que detecté en Agüero.
CdT: —¿Ya comenzaste a imaginar tu segundo libro?
MAG: —Ya lo tengo.
CdT: —¿Se puede adelantar algo?
MAG: —Ahora tengo que definir algunas cosas, aprovecharé el impulso que me dio «Latidos despoblados» para convencerme de que se puede, entonces nacen mis ganas por renovarme, desafiarme con otros estilos.
CdT: —¿Un segundo libro que conserva similitudes con este?
MAG: —Básicamente es lo contrario a éste. Para resumir, este libro es nocturno. El otro, es luminoso. Es la luz la protagonista.
Nota elaborada por Keno para Caminos de Tinta.
Fotos: Luciano Grangetto / Keno.
Aleluya por Matías, joven poeta lo descubrí en la página
crónica literaria del amigo Marcelino Alvarado.
Te deseo un mundo de letras muy feliz por encontrarte
un gran abrazo. Vic