De Carl Sagan a Ray Bradbury, de la Ciencia a la ciencia ficción…

En Confesiones, el lingüista y antropólogo Martín Hadis habló acerca de la retroalimentación entre ciencia y literatura y aseguró que el mundo se transformó en un lugar sin aventuras que padece una nostalgia patológica por el pasado.

A la hora de hablar del estrecho vínculo entre ciencia y literatura, Martín Hadis tomó a Crónicas marcianas, el clásico de Ray Bradbury, como uno de los ejemplos más ilustrativos.

Crónicas relata la conquista y la población de Marte por parte de la humanidad. Pero todo sale de una manera inesperada. Bradbury puso los sentimientos profundamente humanos en el planeta rojo. Es un poeta en prosa. Es una advertencia y está lleno de esperanzas, algo que es muy importante no perder en estas épocas”, señaló.

Hadis siente que el mundo actual no deja lugar “donde proyectar nuestros sueños y nuestros temores; nos volvimos hacia adentro”. A su juicio, este fenómeno de cerrazón explica, en parte, “la hostilidad y el temor a los demás”.

“Nos quedamos sin aventuras. Cuando fue la misión Apolo, fue como que todos estábamos yendo a la luna. Ahora, una misión lunar está basada en misiones no tripuladas. Se perdió eso de no saber con qué te vas a encontrar”, agregó.

En esa línea, el antropólogo destacó que el gran desafío de la humanidad es “ser adultos con nuestra tecnología para llenarla de ética, de contenido, de esperanza, de fantasía, de juegos, de creatividad”.

“Es crecer. Carl Sagan hablaba de la ‘adolescencia técnica’ de la humanidad. Ya la pasamos. Estamos entrando en la adultez técnica. Significa hacerse cargo y no tener miedo. Este año fue el mejor desde que empezó la historia de la humanidad. No es tan romántico el pasado”, remarcó.

Sin embargo, en los últimos tiempos, surgieron varios movimientos que rechazan de pleno los principios establecidos por la ciencia y los avances tecnológicos. El caso más resonante quizás sea el terraplanismo, una creencia que sostiene que la Tierra es plana.

“A esta altura cuestionar la ciencia no tiene el menor sentido. Otra cosa es complementarla, que está bien y es necesario. Las teorías conspirativas son el último refugio del cínico y el que no tiene herramientas en general para analizar la realidad. Son gases residuales del funcionamiento de la civilización. Hay que dejarlos correr”, sentenció.

Para Hadis, la proliferación de las redes sociales potencian la manifestación de este tipo grupos ya que “antes el que decía este tipo de cosas lo hacía solitariamente mientras tomaba whisky y nadie le hacía caso, y ahora se juntan diez mil por Internet y te arman una sociedad diciendo que la Tierra es chata”.

Según el escritor, nuestro país no escapa de la realidad actual. “Argentina es una fábrica de surrealismos. Es un volcán de surrealismos que no terminan más. Tiene un aparato que genera surrealismo continuamente”, expresó.

Bajo su perspectiva, los argentinos son “enfermos de melancolía y de cinismo y no nos damos cuenta de las cosas grandes que tenemos y las cosas hermosa que hay aquí porque tenemos un potencial autodestructivo poco visto en el mundo”.

Fuente: Cristina Pérez.