«Juntos en la lejanía», por Hernández Fierro

Cuando las distintas experiencias personales atraviesan un sentir, motivan y evocan reales pensamientos, quedan plasmadas para siempre en lo profundo de la piel y de la chispa que llevamos dentro. Para nuestra sección de «Letras anónimas», compartimos este bello escrito de Hernández Fierro, que habla sobre la alegría de un amor entrando a la cabeza.

Las primeras luces del día siempre serán recuerdo de tu cabello sobre mi pecho.

Juntos en la lejanía

Cuántas horas, cuántos momentos por venir, cuántos recuerdos. Tu llegada ha sido un radiante amanecer en la breve historia de mi vida, tu sonrisa el sol nuevo de cada día que llena con su brillo este corazón.

Puedo jurar que nadie en este mundo me hace sentir igual; muchas cosas, diversas emociones, me cruzan de lado a lado, de arriba a abajo. Y así, seguir escribiendo largos ratos, días enteros puedo pasar con tu imagen en mi mano, tal vez semanas o años mi mente se anime a volar con tu figura tierna y las puntas de tus bailarines pies como punto de partida.

Tu persona y la felicidad que derramas son fuente inagotable de inspiración, de repente surge algo que nunca se podrá terminar. Y quizás la excusa perfecta de mi callar sea justamente decir que te puedo espantar, en lugar de ser más franco y soltar en versos al aire cuánto me gusta tu personalidad, lo que hablás, lo que pensás, tu futuro, tus ganas de seguir, tu cabeza y lo que llevás dentro, la manera de sentir, tu manera de amar.

Todo lo que se relacione a vos, me atrapa. El aire que roza tus mejillas, los primeros rayos de sol que se meten por la hendija de la persiana, me llevás a imaginar muchos instantes por vivir, amplios caminos por andar, nuevas sendas por descubrir, mejores melodías a inventar.

Ya mis noches saben cómo aclarar, cómo llenarse de sol; el amanecer de tu sonrisa y la luz de tu mirada son capaces de a cualquier oscuridad iluminar.

Escrito compartido por Hernández Fierro.