El pasado llega hasta hoy

Un  ignoto escritor desconocido nos muestra que en la profundidad del ser también se halla superficialidad. Hoy nos deja alguna de sus emociones.

Escrito y publicado en la sección "Letras anónimas", donde nuestros lectores colaboran con sus textos sin ánimo de difundir su identidad.
Escrito y publicado en la sección «Letras anónimas», donde nuestros lectores colaboran con sus textos sin ánimo de difundir su identidad.

Siempre encuentro lo que quiero, siempre recibo lo que merezco, siempre me dan lo que pido, siempre ofrezco lo que no puedo.

Cuando miro para adentro me asusto de lo que veo, cuando salgo hacia afuera quiero volver a entrar, cuando pregunto lo que no quiero obtengo como respuesta el lugar adonde no quiero llegar. Cuando voy hacia lo más hondo sin detenerme me sumerjo y encuentro en el fondo todos los miedos; el miedo a decir, el miedo a opinar, miedo a callar, miedo a matar. Todos mis miedos los encuentros sin buscarlos, no quiero ser príncipe de maldad pero esta vida me enseñó a golpear.

Callo, digo y vuelvo a opinar. Vuelvo a preguntar, vuelvo a agonizar. Pero al renacer nacen los besos que te supo dar y todos lo que quizás quieras volver a probar. Encuentro en el silencio la claridad, encuentro en el bolsillo de tu cabeza algo que no supiste guardar. Tus silencios gritan, tus palabras mueren y al mismo tiempo me matan, tus manos me tocan y me queman, tus miradas me penetran, tus latidos vibran en mi pecho, te siento aquí dentro y no puedes escapar. Mi piel se desgarra al oírte suspirar, mis oídos se aturden cuando te escuchan callar. No dices todo lo que sientes, no sientes lo que dices. Lo que dices es la mitad, la mitad es lo que sé. Lo que sé me lo creo; lo que creo es que te caes donde está el mismo lugar.

Indagar en el pasado acribilla esta realidad. Preguntar por qué lo hiciste solo trae más soledad. No quiero estos latidos que se desangran por escapar, no quiero ver las sonrisas que alegraron tu caminar, prefiero ver las heridas que te dejaron sin disfrutar, prefiero me cuentes de todos los males que hoy no te dejan vivir. No quiero saber, no me quiero enterar, quiero que te liberes sin yo tener que preguntar. Quiero una tregua de sal en este mar, quiero tus besos de nuevo dulcemente al despertar. El pasado me inquieta, me aturde me hace desesperar, el presente me marea, no me ayuda a despertar. Duermo en el olvido sin poderme olvidar, duermo con el frío de una pregunta sin contestar. No digas nada si no es con verdad, la mentira me acelera y me hace equivocar. Si no es con verdad no la puedo tolerar como un rayo de sol se ilumina con claridad los abrazos que te guardas y puedes un día dar, tal vez alguna noche se los puedo llevar y dejarlos donde no los pueda abrazar.

Tan cerca y tan lejos que aún lo puedo admirar, que las distancias aprietan cuando la boca quiere hablar. No digas más que no quiero atribuir a la casualidad el hecho de no olvidar los besos que no te dio o los males con que te hirió. Hoy no pregunto más, si quieres puedes hablar, hoy no investigo lo que fue ni lo que no te supo entregar. Me puedo dar cuenta de las cosas que prefieres guardar, echarán raíces en tu intestino y olor comenzarán a largar, que se haga un nido de dolor en tu pecho y no lo puedas soltar, comprenderás fácilmente que solo hay que amar, sin anestesia, sin preguntar. Entenderás que no hay nada que puedas lograr si no te propones mejorar.

Escrito por Filarmonio.

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