El poeta, músico y bibliotecario Juan Desiderio visitó la ciudad de San Luis este jueves, compartió poemas de su último libro y desplegó su visión caminante. El marco fue dado por el evento «Primavera Negra», organizado por jóvenes poetas de la ciudad, de la editorial La Perniciosa LiterHartura.
![El poeta Juan Desiderio estuvo en San Luis. [Foto: Creciendo, Poesía en movimiento.]](http://caminosdetinta.com/wp-content/uploads/2016/10/13962741_1054919694623269_8196930208308596486_n-720x480.jpg)
Por rondar los anaqueles desde la juventud a Juan Desiderio se le ha pegado el tono pausado que intercala en estrofas de neón y arrabal. Afuera de las páginas, ante cada pregunta Juan abre los ojos como si estuviera por recibir un dictado del obelisco o de un tren descarriado.
“Empecé a los doce años a estudiar guitarra y paralelamente empecé a componer canciones y me di cuenta que sacándole la música, el poema estaba. El poema tiene musicalidad, ritmo y muchos componentes de la música, silencios, notas en las sílabas”, explica el poeta y bibliotecario que nació en Buenos Aires en 1962 e integra actualmente dos bandas de rock. Desiderio planea radicarse en la provincia. Su reciente «Obra poética» reúne casi 25 años de estrofas editas e inéditas. Entre su vasta producción destaca el libro «La zanjita», ícono de la generación del noventa en el país.
“A mí la poesía me viene a partir de un estímulo de afuera hacia adentro”, revela, sentado en un banco de la ex estación de ferrocarril durante el jueves por la noche.
—Lo imagino entonces como alguien que sale a recorrer la ciudad para ver qué le da ese pulpo.
—Tal cual. Soy muy callejero, me gusta recorrer ciudades y cada vez que viajo recibo el impacto porque estoy todo el tiempo caminando y siempre con una libretita, tengo una colección enorme de anotaciones.
Para «Primavera Negra», el encuentro de poesía puntana organizado por La Perniciosa LiterHartura, Juan compartió poemas electrizantes donde el trance insiste y mordisquea.
“El trance también tiene que ver con la musicalidad, vas repitiendo y repitiendo hasta llegar un estado hipotónico y para mí el pasear es un estado de trance, puedo estar horas caminando, voy a mi trabajo caminando y son seis kilómetros todos los días”, graficó Desiderio quien tempranamente se deslumbró con lecturas de Allan Ginsberg, León Felipe y Dylan Thomas. Por estos días relee a Héctor Viel Temperley aunque asegura que no está leyendo mucha poesía. “Tuve como maestros a Leónidas Lamborghini y Joaquín Giannuzzi, a quienes pude conocer y participar en sus talleres”, señala.

Al comienzo, Juan enfiló en las geometrías comunes de la poesía, luego orbitó por el surrealismo hasta que desembocó en un halo metálico y epifánico.
“Nací en Caballito y después me mudé a barrios periféricos como Villa Lugano, ahora estoy viviendo en La Paternal”, se presenta.
—¿En Caballito le picaba la periferia?
—Siempre me picó la periferia porque tengo muchos amigos que estaban en el gran Buenos Aires y un poco más allá. Pasa que a mí también me gusta la chatarra, hay una cierta escatología, supongo que es psicológico, no sé, en los desechos, las formas que ya no tienen vida las recopilo, y eso fue un primer momento de mi poesía, ahora me volví un poquito más espiritual, en el sentido de cantarle a una fuerza.
—¿Qué caracteriza a la poesía del noventa?
—No soy muy crítico literario o estudioso pero esa poesía se enmarcó dentro del objetivismo, de ese estimulo de afuera hacia adentro para darle vida a un objeto o imagen. Con mis amigos de esa generación leíamos mucho a Giannuzzi, a quien le decían ‘el teólogo en la ventana’ porque se iba a un bar, veía pasar cosas y escribía.
—Como los tangueros…
—Claro. Me encanta la poesía del tango pero no como música.
—En su poesía mezcla el lunfardo, ¿puede haber acá alguna resonancia de Juan Gelman?
—Sí, en ese momento Gelman era muy importante. A mí, hay algunas cosas que me gustan de él y otras no, pero hay una influencia enorme.
Desiderio fue también estudiante de Filosofía y colaboró en la revista La Trompa de Falopio.
—Usted dice que absorbe el exterior y busca la poesía mística pero a la vez reniega del intimismo.
—No reniego del intimismo pero no me sale. El intimismo es lo que sale de adentro para afuera, como generalmente en los poemas de amor, cosas que te pasan adentro y las sacás en palabras. A mí no me sale eso, yo no puedo escribir sobre lo que siento, pero siento a través de lo de afuera, por ejemplo veo un pájaro que cae y me conmueve.

—¿Qué tiene que tener un poema para que le guste?
—Que impacte y salga del cliché. Hay muchos poemas que son variaciones de lo mismo. A mí me gusta lo distinto, lo nuevo y que tenga rima. A veces, hay gente que lee como si fuera poesía y es prosa. Me gustan los poemas con ritmo. Lamborghini me decía que no hay que repetirse y jugar mucho.
—Incluso la imagen del poeta maldito o blasfemo puede ser un giro sobre lo mismo.
_ Sí, a veces a uno le va bien y sigue en lo mismo, y el asunto es cortarlo, romperse a sí mismo, y evolucionar a través de revolucionarse.
—Con tantos años de escritura, ¿por dónde siente que va su voz?
—Mi voz fue por distintos lugares, desde la escatología hecha música a un estado más espiritual. Voy evolucionando, no sé a dónde, pero hay un intimismo en lo que es externo, estoy yendo para un lado intimo pero distinto, aprendiendo a ver lo de afuera con lo de adentro y hacer un equilibrio. Antes describía lo de afuera con un cierto toque de intimista pero no era tan emotivo, ahora estoy combinando las dos cosas, lo emocional con la imagen, y hacia ahí voy.
—Quizás las sierras puntanas lo ayuden…
—Sí, creo que sí. Me gustan mucho Antonio Esteban Agüero y César Rosales.
Nota para Caminos de Tinta: Matías Gómez.
Fotos: Belén Ontiveros / Facebook.
Video: Municipalidad de la ciudad de San Luis.
Me parece muy triste que no se mencione el evento «Primavera Negra» Organizado por jóvenes poetas de la ciudad. En toda la nota no hay una sola mención a los poetas de la provincia que le leyeron ese día y le dieron el espacio y convocaron una gran cantidad de gente. La vez anterior cuando leyó Desiderio no había casi nadie. Es una pena que desde una página de cultura no se apoye el esfuerzo que hacen los escritores de la ciudad por organizar estos eventos. Yo estuve ahí y en todos los años que tengo nunca vi a jóvenes con tanto empeño por organizar algo.
Estimada Noemí.
Te comento que cubrimos el evento con dos notas: una entrevista enfocada principalmente al poeta Desiderio (la que salió publicada, obra de Matías) y otra nota sobre el evento en general, cuya autoría corre a cargo de Belén, quien acompaña siempre a las actividades de La Perniciosa LiterHartura; tengo entendido que dicha nota está en proceso de elaboración.
Lamento la tristeza que manifiestas, pero opino que afortundamente hay sentimientos que se pueden revertir, y logran transformar una lágrima en una sonrisa. Con esa intención permíteme que tome textual lo que dices y lo incorpore en la nota de Mati, quien seguro no lo mencionó por algún descuido.
Muchas gracias por tu contacto, el aviso, y acompañarnos.
Un abrazo.
Mariano.