Alfredo Eguinoa, el artista de los originarios

Alfredo es un artista plástico y escritor, que luego de ser un empresario exitoso por muchos años decidió dedicarse a investigar y a conocer las culturas originarias desde todas sus perspectivas.

Alfredo Eguinoa, artista plástico y escritor.
Alfredo Eguinoa, artista plástico y escritor.

Antes, la vida de Alfredo era muy diferente su actualidad: tenía una situación económica muy estable, era empresario, viajaba, le regalaban autos importados. Pero un día decidió que no quería vivir más de esa manera. Quiso relacionarse más con su costado humanístico, así fue como empezó a visitar comunidades originarias de América.

Eguinoa ya no viaja más, ahora ha decidido impartir este conocimiento y estas experiencias visitando escuelas, y por supuesto, escribiendo.

El escritor conversó con Caminos de Tinta sobre sus inicios, sus proyectos y sobre la influencia de las culturas originarias en su arte.

—¿Cómo empezó a interesarse en la literatura?

—Bueno, en mi proceso, desde la niñez, siempre la lectura fue una obligación en casa. Después de leer varios libros, mis padres me exigían el comentario. Eso se fue convirtiendo en una especie de hábito. Luego la vida fue transcurriendo en forma normal, pero hubo sucesos, como viajes donde estuve con muchos originarios de los pueblos de América. Y tuve vivencias nuevas, bastantes fuertes, aprendizajes que me llevaron a estudiar la historia de los pueblos americanos. Eso me sirvió también para poder escribir, y pronto, publicar un libro.

—¿Publicar un libro es su principal objetivo?

—En realidad mi profesión es ser escultor y pintor, pero he anexado la escritura como un medio más de expresión, de lo que siento, de mis vivencias.

—¿Cómo lo influenciaron los pueblos originarios tanto para escribir como para las artes plásticas?

—Convivir con originarios es, en sí, un encuentro motivante donde se ve una cultura diferente, otros significados. Algunos los han tratados de incivilizados, pero en realidad tienen una sabiduría innata. Eso me sorprendió, y me pregunté: «¿Por qué no contar esos significados, esa sabiduría, esas creencias de los pueblos americanos?».

—Además de la cuestión indigenista, ¿ha publicado sobre otras temáticas?

—No, tengo varios libros ya terminados, pero aún no edité ninguno. Creo que voy a sacarlos a la luz a todos juntos. Me han jugado en contra mis propios tiempos.

—¿Qué libros han sido su principal influencia?

—Lo que he leído en la universidad. Eso formó muchísimo mi manera de pensar. Haber leído historia del arte me marcó, porque pude ver como las culturas se han plasmado a través de las creaciones de los diferentes artistas. Todo eso me inspiró también. Y también he leído la mayoría de las obras clásicas, como las de Dante Alighieri y William Shakespeare.

—En la adolescencia uno tiende a rebelarse contra el mundo de los padres, sin embargo usted acató esa imposición de la lectura en su hogar, sin dudas, había encontrado algo ahí…

—Lo que pasa es que era otra época. Indudablemente yo no coincidía mucho con lo que mi padre hacía, porque yo lo vivía como una obligación. Pero me di cuenta que esas exigencias no eran vanas, porque detrás de eso aprendí mucho. Esas lecturas incluso me sirvieron para conducirme en la vida. Fueron sumamente importantes. Es la enseñanza que me quedó de mi padre, su moral, su forma de ser, y lo que me dejó a través de los libros.

—¿Cómo definiría su propio arte, ya sea escribiendo, o esculpiendo y pintando?

—Como mi propia existencia, como el aire que respiro, como mis momentos de expansión, mis sueños, mi descanso, mi espíritu. ¡Hay tantas cosas para decir! Porque amo lo que hago.

Eguinoa, en sus momentos de lectura.
Eguinoa, en sus momentos de lectura.

En mi mente viven
un conjunto de seres vivos,
dotados de una inteligencia.
Soy una noosfera,
«conmigo tendrán vida eterna».
¡Dios, lo que hace el insomnio en las noches!
No soy cuerpo,
solo mente,
con el alba vendrá mi muerte.
Y volveré a nacer mañana en la noche,
y así será por la eternidad.
Dios, sálvame, está amaneciendo…

Nota, foto y audio: Kafka Tamura.

Edición y corrección: Sinforiano Digital.

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